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  • Writer's pictureDaniel Carreras

El cerebro de Boltzmann


Se entiende como que todo esto que llamamos universo observable es una proyección. Parte de la idea de que el universo, con sus 93 mil millones de años luz de diámetro y sus 2 millones de galaxias, surgiera como un estado de fluctuación dentro de un cosmos mayor y más caótico que no podemos ver. Esto puede entenderse desde el principio de la entropía, donde el orden surge del caos o del desorden. El universo ordenado que observamos es una fluctuación aleatoria surgida en un metaverso de mayor entropía, de mayor tamaño que el nuestro, pero fuera de nuestra percepción.


Tales fluctuaciones aleatorias podrían dar lugar a entidades conscientes, dotadas de recuerdos y propiedades subjetivas, A estas entidades se les han llamado “cerebros de Boltzmann”. Para dar sustento a los cerebros de Boltzmann, se tendría que erradicar la idea bíblica del Dios-Creador; pero tendría más sentido la idea del Dios inmanente que domina en Asia, es decir, un Dios no personificado, una entidad abstracta que es al mismo tiempo creador y la suma de su creación. Acabando con una concepción del mundo en el que "Dios está en todo, todo es Dios". Al final, todo lo que somos, sentimos y percibimos está en nuestro cerebro. No podemos estar seguros de que aquello que nos rodea sea realmente real (valga la redundancia), pues todo tiene su origen en las conexiones neuronales. Desde sentir el olor de una flor hasta recordar memorias. Todo está en el cerebro.

Y si todo es, al final, una ilusión o una interpretación del cerebro y la física permite que los cerebros de Boltzmann existan, dime tú por qué no podrías ser un cerebro flotando por el espacio con una falsa ilusión de memorias y de sensaciones.

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